Zacatlán, tierra de niebla, berries y hospitalidad: una travesía por la Blue Ruta 2025

• Un recorrido que transformó la lluvia en magia, el camino en aventura y cada rincón en una postal viva.

Zacatlán no se visita: se siente. Y en este Fam Trip “Blue Ruta 2025”, organizado con la calidez que distingue a la Sierra Norte poblana, el tiempo pareció suspenderse entre la niebla, los aromas de la tierra húmeda y la amabilidad de su gente.

Desde el punto de partida en la Ciudad de México, cuando aún no sabíamos lo que nos esperaba, ya nos envolvía el detalle y la hospitalidad: luego de un trayecto lluvioso, fuimos recibidos con café de olla calientito y “la pisca”, un antojo local que nos hizo sentir inmediatamente en casa. Así empezó el viaje, con el corazón tibio y la sonrisa lista.

Nuestro primer destino fue Valle Mora, ese rincón donde el paisaje serrano se vuelve galería natural. Ahí comenzó la conexión: caminar entre aromas de bosque, ver cómo se mezcla la tradición con lo contemporáneo y probar un almuerzo de campo, acompañado por un jugo de berries que sabía a frescura, a raíces, a identidad.

Más tarde, el clima decidió acompañarnos con más lluvia y, lejos de detenernos, se convirtió en parte de la aventura. Antes de llegar a la Finca La Concordia, algunos medios vivimos uno de los momentos más emocionantes del viaje: subirnos a un Raizer y convertirnos, aunque fuera por un rato, en parte del paisaje. Con adrenalina, lodo, subidas, bajadas y risas nerviosas, nos hicimos uno con la lluvia. Fue una travesía de las que no se olvidan.

Ya con los pies empapados pero el espíritu despierto, recorrimos finalmente los senderos de La Finca La Concordia, un espacio donde el cultivo de berries es motivo de orgullo para Zacatlán. Esta región es una importante productora de estos frutos, con distribución en toda la República Mexicana y diversos países de Latinoamérica. Conocer su proceso, entrar a la cámara fría y escuchar la explicación de cómo llega ese pequeño fruto al mundo, no tiene precio.

Para cerrar el día, nos esperaba una experiencia distinta: una cena a ciegas, donde cada platillo se volvió un enigma, un reto sensorial que despertó conversaciones, risas y nuevas formas de saborear. No sabíamos lo que comíamos… pero sí que estaba delicioso.

Y como si el día no hubiese sido suficientemente especial, la noche nos abrazó en Mantra Glamping & Chalets, un concepto de hospedaje que combina comodidad, diseño y conexión con la naturaleza. Allí dormimos entre árboles, con mantas suaves, fuego encendido y todas las comodidades para descansar de verdad.

Al día siguiente, aunque sentíamos que el tiempo no alcanzaba, aún había más por descubrir. Lupita, nuestra guía de Travel Thowan, nos llevó a recorrer el centro histórico, donde visitamos la Parroquia de San Pedro, con su atmósfera solemne y su belleza discreta. Luego, nos adentramos en los alrededores del panteón, donde la historia se siente en cada muro, en cada cripta, en cada silencio. Desde ahí, llegamos al mirador de cristal, suspendido entre el paisaje y una cortina de niebla que parecía seguirnos como parte del relato.

La mañana avanzó entre pasos tranquilos y anécdotas de viaje. Y como todo recorrido en Zacatlán debe cerrar con sabor, visitamos el mercadito local, probamos licores, sidras y, cómo no, aprovechamos para las últimas compritas. La última parada fue para brindar con mezcales y despedirnos con un ¡salud! profundo y sincero.

El regreso a la Ciudad de México tuvo el sabor de un viaje bien vivido y la promesa de volver. Porque en Zacatlán, todo "hasta el silencio" habla de raíces profundas, de un México que se vive con los cinco sentidos y que aún sabe detener el tiempo.

Agradecimientos especiales: Gracias infinitas a Visit Puebla, a Betty Sánchez Galindo del Gobierno Municipal de Zacatlán, a Arlen Balderas, Directora de Turismo de Zacatlán, a Aarón Martínez de Sectur Puebla y a Diana Lazcano, por su impecable coordinación, a Lupita de Travel Thowan, a José de Yali Tours Zacatlán y a Isaac de Eroamérica Group, por hacer posible esta experiencia inolvidable.

Fotografías: Claudia Vázquez